Jubilada fue arrastrada varios metros por una unidad de Saeta

El colectivo cerró la puerta antes de que la mujer pueda descender completamente, atrapando su antebrazo y arrastrandola cinco metros.

Salta29 de agosto de 2024Diario del ValleDiario del Valle
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Unidad de SAETA.Salta

Jubilada fue arrastrada varios metros por una unidad de Saeta

29 de agosto de 2024

El reciente incidente ocurrido en la intersección de las calles San Martín y Florida, en el que una mujer jubilada de 67 años fue arrastrada por un colectivo de SAETA, es un doloroso recordatorio de la irresponsabilidad y falta de consideración con la que muchos choferes de esta empresa conducen diariamente por las calles de Salta. Este hecho, que dejó a la mujer con lesiones graves y politraumatismos severos, expone una problemática que ha sido ignorada por demasiado tiempo: la actitud prepotente y peligrosa de algunos conductores de SAETA, quienes parecen considerarse dueños absolutos de las calles, sin respeto alguno por la vida y seguridad de los pasajeros y peatones.

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El accidente, que tuvo lugar en plena tarde, alrededor de las 17:30, involucró a un colectivo del Corredor 7B. Según los testimonios, la jubilada intentaba descender del vehículo cuando el conductor cerró las puertas sin verificar que la pasajera había completado su descenso. Como resultado, su antebrazo derecho quedó atrapado, y al continuar la marcha, fue arrastrada por aproximadamente cinco metros sobre la avenida San Martín. Este acto de negligencia por parte del conductor no solo muestra una falta de profesionalismo, sino también una total ausencia de empatía y sentido común.

La conducta de este chofer no es un hecho aislado, sino que refleja una tendencia preocupante entre muchos conductores de SAETA, quienes parecen manejar con una actitud de superioridad y desdén hacia quienes dependen del servicio. Esta prepotencia se manifiesta en múltiples formas: desde arranques bruscos, hasta maniobras peligrosas en el tráfico que ponen en riesgo no solo a los pasajeros, sino también a otros conductores y peatones.

El desprecio por las normas básicas de seguridad vial y la falta de consideración hacia los usuarios son síntomas de un problema mayor: la falta de control y supervisión efectiva por parte de la empresa SAETA y de las autoridades de tránsito.

El caso de la jubilada lesionada es especialmente indignante ya que afecta a una persona vulnerable, cuya edad y condición física la hacen particularmente susceptible a este tipo de agresiones. El hecho de que una persona mayor, que debería recibir especial cuidado y atención, haya sido tratada con tal desdén es un reflejo de una sociedad que ha perdido de vista los valores fundamentales de respeto y cuidado hacia los demás.

Las autoridades y la empresa SAETA deben asumir su responsabilidad en este asunto. Es necesario que se implementen medidas estrictas para garantizar que los choferes reciban la capacitación adecuada no solo en habilidades de conducción, sino también en trato humano y respeto por los pasajeros. Los conductores deben entender que su rol implica una gran responsabilidad y que cualquier acto de negligencia puede tener consecuencias devastadoras.

El incidente que dejó a una jubilada con lesiones graves debe ser un llamado de atención para todos. Es inaceptable que aquellos que están al volante de un colectivo de SAETA actúen como si las calles les pertenecieran. La vida de los ciudadanos debe ser la prioridad absoluta, y es imperativo que tanto la empresa SAETA como las autoridades actúen con la seriedad que esta situación demanda.

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