"Mándela a San Luis, yo le voy a quitar los pecados": El testimonio contra el pastor acusado de abuso sexual

Pastor salteño acusado de abusos sexuales y manipulación durante 20 años: denuncian violencia y la inacción de la Justicia. Testimonios de víctimas.

Salta19 de agosto de 2025Diario del ValleDiario del Valle

El pastor Virgilio Serrano fue denunciado por abusos sexuales, violencia y manipulación religiosa en Salta y San Luis. Víctimas aseguran que, pese a dos décadas de acusaciones, la Justicia mantiene la causa paralizada mientras el líder continúa al frente de templos.

 
Testimonios que revelan un patrón de abusos


Las primeras denuncias contra Serrano surgieron en 2004, cuando mujeres vinculadas a su congregación conocida como “Laodicea” señalaron haber sido sometidas a abusos y presiones psicológicas bajo su dominio religioso. Sin embargo, dos décadas después, las causas no registran avances significativos y el pastor sigue activo en distintas provincias.

laodicea

Sara, una de las denunciantes, decidió ampliar su testimonio en junio de este año. Denunció ante el Juzgado de Garantías 3 abusos sexuales cometidos desde que era menor de edad, que derivaron en embarazos, y hechos de violencia física que marcaron su vida. Pese a la gravedad de lo relatado, asegura que no recibió ninguna citación ni notificación formal:

"Fui con mi abogada, hice mi descargo y firmé papeles, pero no me llamaron más. No tengo copia de lo que firmé, ni me notificaron nada. Hasta ahora, silencio total", explicó.

El testimonio de Sara incluye episodios ocurridos en San Luis, donde Serrano trasladó parte de su comunidad religiosa. Según relató, fue enviada por su madre convencida por el pastor de que debía “purificarse”:
"Me obligó a viajar para arrepentirme de mis pecados. Cuando llegué allá, mandó a la gente al campo y me dejó encerrada con mi bebé de dos años. Me golpeó brutalmente y me desfiguró la cara. Tenía apenas 21 años", relató con crudeza.

La mujer aseguró que escapó de esa situación gracias a la ayuda de una tía que la rescató en Güemes, luego de huir de San Luis con lo poco que le quedaba de dinero. Sin embargo, su madre no le creyó:
"Él convenció a mi mamá de que yo mentía. Me decía que era yo la del pecado y que debía hablar con él para arrepentirme. Incluso mi madre me mandó a San Luis porque Serrano le insistía: ‘Mándela a la Sara, yo le voy a quitar los pecados’".

 
Una investigación estancada en la Justicia


Las mujeres que se animaron a denunciar coinciden en que la causa no avanzó. En la práctica, aseguran que quedó “cajoneada”. Sara se mostró frustrada por la falta de respuestas:
"Lo único que hice fue ratificar la denuncia, nada más. Después, silencio. Es como si no existiera", lamentó.

El relato no es aislado. Según detalló, existen más víctimas dispuestas a declarar. Sara afirma que después de muchos años y tras la desaparición temporal de su hermana menor —apareció desorientada cerca de la iglesia de Serrano—, su madre empezó a darle crédito a lo que denunció hace años. "Hay más víctimas. Una de ellas tuvo una hija tras los abusos del pastor; hoy tiene 28 años. Es de Salta capital, y está dispuesta a declarar".

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Este escenario de denuncias sin resolución judicial genera una fuerte sensación de impunidad. Para los familiares de las víctimas, la ausencia de avances muestra un patrón de desinterés institucional frente a hechos que, de comprobarse, configuran delitos graves.

 
El poder del pastor y el silencio de su entorno


Pese a los testimonios en su contra, Serrano mantiene influencia dentro de un grupo de seguidores que lo reconocen como líder religioso. En la actualidad, según confirmaron las denunciantes, continúa al frente de templos en la provincia de Salta y en San Luis. Su círculo más cercano niega las acusaciones y, de acuerdo a los denunciantes, encubre su identidad cuando la Policía intenta localizarlo.

“Lo cubren. Dicen que no lo conocen, que no saben quién es. La gente está manipulada, repite lo que él dice, no son capaces de ver la realidad”, sostuvo Juan, hermano de Sara.

La permanencia de Serrano al frente de congregaciones religiosas y la inacción judicial generan alarma entre las víctimas. Para ellas, se trata de una historia que se repite: los abusos se denuncian, pero el tiempo pasa sin medidas concretas que pongan fin a la impunidad.

 
Dos décadas después, la misma impunidad


El caso de Virgilio Serrano expone cómo la combinación de manipulación psicológica, abuso de poder religioso y la falta de acción judicial puede prolongar durante décadas el sufrimiento de las víctimas.

Los testimonios actuales no solo revelan el dolor vivido por mujeres como Sara, sino también la continuidad de un esquema de encubrimiento que permite al pastor seguir liderando templos en distintas provincias.

A veinte años de las primeras denuncias, la pregunta que se repite entre las denunciantes es la misma: ¿por qué la Justicia sigue sin actuar?

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