Continúan los incendios en el Valle de Lerma

El pasado lunes, las llamas se acercaron peligrosamente a la escuelita rural del paraje Villa Angélica, en Campo Quijano, alarmando a los vecinos de la zona.

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Incendios en ruta 36.

Continúan los incendios en el Valle de Lerma

12 de septiembre de 2024


Los incendios de campos en el Valle de Lerma han incrementado su frecuencia en los últimos días, representando una grave amenaza para la región. Con la escasez de agua y la insuficiencia de bomberos disponibles, los focos se propagan rápidamente, dejando un rastro de devastación a su paso. El último lunes, uno de estos incendios se acercó peligrosamente a la escuelita rural de Villa Angélica, situada en el límite entre Rosario de Lerma y Campo Quijano.

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Los Bomberos Voluntarios "Hernando de Lerma" lograron sofocar parcialmente este incendio, que se extendió por varios kilómetros hacia una zona de loteos populares a lo largo de la ruta 36. Las llamas, alimentadas por el "pasto cubano", conocido por su alta combustibilidad, pusieron en peligro varias propiedades y, lo más alarmante, llegaron a escasos 50 metros de la escuelita primaria del paraje Villa Angélica. El establecimiento quedó rodeado por enormes lenguas de fuego, algunas de las cuales superaban los cuatro metros de altura.

La situación fue crítica, y los vecinos, junto con trabajadores de las fincas cercanas, se unieron para ayudar a controlar el fuego, mientras los bomberos luchaban por contener las llamas en una franja importante del terreno. Los esfuerzos colectivos lograron evitar un desastre mayor, aunque varios tendidos eléctricos sucumbieron al calor. Se estima que alrededor de tres kilómetros de terreno, con un ancho de 100 metros, fueron arrasados en menos de una hora.

"Hubiera sido un desastre mayor si no lográbamos controlarlo adecuadamente. Varias casas estuvieron en peligro, pero la colaboración de los vecinos y de nuestro equipo fue crucial", relató uno de los bomberos voluntarios que participó en las labores de extinción.

Los incendios en la región no son casos aislados. Se reportan entre seis y diez focos por día en el Valle de Lerma, lo que agrava aún más la situación de los cuerpos de bomberos. Con un personal reducido y la falta de herramientas adecuadas, el control de estos incendios resulta un desafío titánico.

A este escenario crítico se suma la falta de agua en la zona, un recurso esencial para combatir los incendios. Las localidades del Valle de Lerma no cuentan con hidrantes, o bocas de incendio, que faciliten el acceso al agua en casos de emergencia. En su lugar, los bomberos deben recurrir a acequias, canales de riego o pozos de agua, los cuales muchas veces están secos o son insuficientes para abastecer a las autobombas.

La situación se vuelve más compleja cuando se considera que las pocas acequias que aún tienen agua son utilizadas para el riego de los campos con las primeras siembras de tabaco, lo que complica aún más la disponibilidad de agua para enfrentar los incendios.

El problema de los incendios en el Valle de Lerma se agrava con la llegada de los meses más secos del año, entre agosto y noviembre, cuando la sequedad del ambiente y la imprudencia de algunas personas crean las condiciones ideales para que los fuegos se propaguen rápidamente. El pasto seco y las altas temperaturas hacen que los incendios avancen con velocidad, devastando cientos de hectáreas en cuestión de horas.

En zonas como El Carril, a lo largo de la ruta nacional 68, los incendios también han sido controlados en parte gracias al esfuerzo de los propios vecinos. Sin embargo, la preocupación por la falta de agua y la limitada respuesta de los cuerpos de bomberos es constante.

La temporada de incendios en el Valle de Lerma parece no tener un final cercano, y las perspectivas son alarmantes. La falta de un plan de acción efectivo, la escasez de recursos y personal especializado, y las condiciones climáticas adversas crean un panorama sombrío para la región. Si no se implementan medidas urgentes para reforzar los cuerpos de bomberos y mejorar el acceso al agua, los incendios seguirán arrasando grandes extensiones de tierra, poniendo en riesgo no solo propiedades privadas, sino también la vida de los habitantes del valle.

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