El intendente de Tartagal, Hernández Berni, tendría más de mil ñoquis

El paro de trabajadores municipales destapó denuncias de corrupción en Tartagal, inoperancia administrativa, maltratos, persecución y amenazas.

Salta23 de agosto de 2024Diario del ValleDiario del Valle
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Hernández Berni, Intendente de Tartagal.

El intendente de Tartagal, Hernández Berni, tendría más de mil ñoquis 

23 de agosto de 2024

El norte de la provincia de Salta, lamentablemente, sigue siendo escenario de situaciones alarmantes. En esta ocasión, Tartagal vuelve a ser noticia por una serie de hechos que ponen en cuestión la integridad de la administración municipal encabezada por el intendente Franco Hernández Berni. Este martes, trabajadores municipales realizaron un paro en protesta contra los maltratos sufridos en el sector de servicios públicos, una medida que ha desatado una tormenta de denuncias y críticas hacia la gestión actual.

folloni-yonarLa respuesta de Folloni no despejó dudas sobre las denuncias por corrupción

El gremialista Fermín Hoyos, líder sindical y una de las voces más críticas de la administración, denunció ante los medios locales la existencia de prácticas profundamente irregulares en la Municipalidad de Tartagal. Según Hoyos, el intendente Hernández Berni habría creado dos nuevas áreas —Territorio y Contención Social— que, en la práctica, solo sirven como fachada para un sistema de clientelismo político. Lo más preocupante, según la denuncia, es la existencia de al menos 1360 "planilleros", personas que se presentan únicamente para firmar su asistencia y luego regresan a sus hogares sin cumplir ninguna función laboral.

“El problema es muy grave. Los mismos trabajadores lo han denunciado. ¿Cómo puede ser que haya gente que firme y se vaya a su casa?”, cuestionó Hoyos en un tono enérgico. Este escándalo no solo pone en evidencia la corrupción y el uso ineficiente de los recursos públicos, sino que también destaca la falta de control y transparencia en la gestión del municipio. El hecho de que un número tan elevado de personas cobre un salario sin trabajar no solo es un insulto para los trabajadores que cumplen con sus obligaciones, sino también para los vecinos de Tartagal que esperan servicios eficientes y una administración responsable.

A las denuncias de Hoyos se suman otras acusaciones que pintan un panorama desolador en la gestión de Hernández Berni. Los propios funcionarios municipales han alzado la voz para denunciar la falta de liderazgo y la poca empatía del intendente, quien parece estar más preocupado por mantener una estructura de poder que por resolver los problemas de la comunidad. Esta crítica constante ha sido acompañada por una ola de renuncias masivas de funcionarios, muchos de los cuales, según se afirma, se ven obligados a regresar a sus puestos bajo presiones o amenazas veladas.

En paralelo, vecinos de Tartagal han denunciado que son objeto de persecución por parte de la actual administración, generando un clima de miedo e incertidumbre en la ciudad. Esta situación, lejos de mejorar con el paso del tiempo, parece intensificarse a medida que los reclamos de transparencia y buen gobierno caen en oídos sordos.

Por si fuera poco, otro frente de conflicto ha emergido dentro del mismo municipio. Varias empleadas municipales han denunciado violencia laboral por parte de sus superiores, señalando directamente a personas cercanas al intendente, quienes habrían sido colocadas en posiciones de poder no por su capacidad, sino por su lealtad política. Estas denuncias de abuso, que incluyen tratos humillantes y actitudes intimidatorias, evidencian un entorno laboral tóxico, donde la meritocracia ha sido reemplazada por el amiguismo y la obediencia ciega.

El panorama en Tartagal es desalentador. La gestión de Franco Hernández Berni, que alguna vez prometió modernización y progreso, se ha convertido en sinónimo de desorganización, corrupción y maltratos violentos. Mientras el intendente continúa expandiendo la burocracia con áreas creadas únicamente para sostener su aparato político, los problemas reales de Tartagal siguen sin solución. 

Los hechos que trascendieron de Tartagal no solo es un problema local, sino un claro reflejo de cómo el mal manejo de los recursos públicos y la falta de responsabilidad política pueden desmoronar la confianza de los ciudadanos en sus autoridades. La comunidad de Tartagal merece un gobierno que priorice sus necesidades, que sea transparente en su gestión y que respete a sus trabajadores y vecinos.

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