CONDENARON AL EX GOBERNADOR DE TUCUMÁN

José Alperovich, quien fuera tres veces gobernador de Tucumán y destacado senador nacional, ha sido sentenciado a 16 años de prisión por la comisión reiterada de delitos de abuso sexual contra su sobrina, quien trabajaba bajo su dependencia durante su mandato senatorial. La sentencia, dictada por el juez Juan Ramos Padilla, incluye la orden de detención inmediata del acusado y la apertura de una investigación por falso testimonio contra tres testigos del juicio.

Ex concejal golpeador: detalles de la condena a Pitu Colque por violencia de género contra su ex pareja

Los hechos juzgados tuvieron lugar entre diciembre de 2017 y marzo de 2018 en diferentes localidades como San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, y un departamento en Puerto Madero, Buenos Aires, donde Alperovich mantenía residencia. Durante este período, ejercía un poder considerable tanto en el ámbito político como familiar, lo que según la fiscalía, facilitó los abusos contra la víctima, quien además de ser su sobrina, trabajaba directamente bajo su supervisión.

EL JUICIO ORAL Y PÚBLICO

El juicio oral y público, que se extendió por quince audiencias y contó con la participación de aproximadamente setenta testigos y peritos, concluyó con la decisión del acusado de no emitir ninguna declaración final antes de la sentencia. Acompañado durante todo el proceso por sus hijos y otros familiares, Alperovich optó por mantener el silencio al conocer el veredicto que lo condenó.

“No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual” 

Este caso ha resonado profundamente en el ámbito político y social de Tucumán y en el país en general, donde Alperovich fue una figura central del peronismo y ocupó el cargo de gobernador en tres ocasiones. Además de la repercusión legal y moral, el caso ha generado debates acerca del poder, la vulnerabilidad y la integridad dentro de las estructuras políticas, así como sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos.

Previo a la sentencia, Alperovich intentó desacreditar la denuncia presentada por su sobrina como parte de una supuesta conspiración política, alegando que las acusaciones eran falsas y formaban parte de una campaña de difamación. Sin embargo, el tribunal desestimó estas alegaciones y enfatizó la gravedad de los delitos por los cuales fue condenado.

RELACIÓN DE PODER

La sumisión perpetrada por el condenado para con su sobrina tuvo un especial énfasis por cuanto se valió de su rol de empleador para acometer sus reiterados delitos.  “Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”, señaló la víctima en la carta que dio a traslucir los abusos cometidos por su tío.

“No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual” . Contundentes palabras de una víctima que hoy respira aires de justicia.