Abusó sexualmente de un miembro de su iglesia e irá preso

4 de julio de 2024

En un fallo contundente, un hombre de 53 años ha sido condenado a seis años y dos meses de prisión efectiva por los delitos de abuso sexual con acceso carnal y coacción en concurso real. Los hechos ocurrieron en la localidad de General Güemes y la sentencia fue dictada por la jueza Paola Marocco, vocal de la Sala VII del Tribunal de Juicio. El condenado deberá cumplir la pena bajo la modalidad de arresto domiciliario con vigilancia electrónica hasta que la sentencia quede firme.

La víctima, una joven de 24 años, relató que en marzo del año pasado asistía regularmente a una iglesia evangélica donde colaboraba vendiendo empanadas los domingos y se quedaba a limpiar después de las actividades. En esta iglesia, también asistía el imputado, un panadero de la localidad, quien se quedaba a colaborar en las mismas tareas y tenía acceso a las llaves del templo.

Según el testimonio de la víctima, el imputado solía buscarla y rozarla con su brazo, lo que le resultaba incómodo. Un día, se quedaron solos en la iglesia y, cuando ella se disponía a retirarse, él intentó forzarla a entrar en un baño. Desesperada, la joven logró resistir y escapar cuando su hermano llegó a buscarla.

Sin embargo, el acoso no terminó ahí. Poco después, el imputado se presentó en bicicleta en el puesto de empanadas donde ella trabajaba y la amenazó diciendo: "Cuando terminés andá a la plaza porque tenemos que hablar de lo que vos andás mintiendo. Vos querés perjudicarme. Andá porque si no en cualquier momento te voy a dar una golpiza".

Atemorizada por las amenazas, la joven acudió al lugar indicado. Allí, el imputado la increpó, diciéndole: "Dejá de mentir, vos sola me andas buscando a mí". Luego, la sujetó del brazo izquierdo y de la nuca, le tapó la boca y la llevó hacia un terreno baldío donde la empujó al suelo. La víctima intentó levantarse, pero él la tomó del cabello y golpeó su cabeza contra una piedra. Mareada y debilitada, la joven fue agredida sexualmente por el imputado, quien antes de irse le advirtió: "No digás nada que si no va a ser peor".

El relato de la víctima y la evidencia presentada fueron suficientes para que la jueza Paola Marocco dictara una sentencia condenatoria. La jueza dispuso que el condenado cumpla la pena bajo arresto domiciliario con monitoreo electrónico por parte de la Unidad del Arresto Domiciliario por Monitoreo Electrónico (UADME) hasta que la sentencia quede firme.

Este caso ha generado una profunda indignación en la comunidad de General Güemes. Los vecinos y miembros de la iglesia evangélica donde ocurrieron los hechos han expresado su repudio hacia el condenado y su solidaridad con la víctima.